Thursday, October 05, 2006

Casa del medio camino.

Casa del medio camino. Jesús Humberto González de León.

Todos somos emigrantes de este mundo, por el que vamos de paso. Ser inmigrante no es nada fácil. Se requiere sortear los peligros de un viaje, sufrir la nostalgia, vivir en la clandestinidad trabajando de forma ilegal para enviar dinero a la familia. La inmigración no es exclusiva de Estados Unidos. Por Saltillo pasan a medio camino mexicanos, guatemaltecos y hondureños principalmente. Estos últimos han sufrido agresiones, robos y privaciones de la libertad por parte de guardias privados, privados de conocimientos, diría yo. Con que cara nos quejamos del maltrato a inmigrantes mexicanos en Estados Unidos, si aquí en Saltillo se les maltrata igual o peor a los centroamericanos.
Las manifestaciones que se han presentado a lo largo de Estados Unidos, al estilo de la película “Un día sin mexicanos”, han dado resultado. Por fin empiezan a aceptar algo básico: Los inmigrantes no son terroristas, son seres humanos y se debe respetar su dignidad, su derecho a un trabajo honesto, legalizado, digno y bien remunerado. No solo un trabajo que como dijo Bush “un estadounidense no hará, lo pueden hacer de manera temporal” A ese empleo indigno se refería Fox cuando dijo que ni los negros lo hacen. Cuando Fox dijo “nos van a rogar para que enviemos trabajadores” no estaba errado. Cada vez hay mas jubilados en Estados Unidos, y la tasa de natalidad es baja. Los norteamericanos se están dando cuenta que los inmigrantes también pueden pagar impuestos y que contribuyen a la economía. Por tanto deben aceptar que también tienen derecho a servicios como el de salud publica.
En Saltillo hay personas que duermen en las calles, las duras circunstancias de la vida los han llevado a ese destino. Unos son de aquí y otros, peregrinos en su propia tierra, provienen de diversos estados de la República. Algunos padecen de sus facultades mentales, por lo que en ninguna institución tenían cabida. Gracias a un programa reciente de esa institución de amor que es Cáritas de Saltillo, ahora ya existe la “Casa del medio camino”. En ese lugar pueden entrar personas de 18 a 59 años que carezcan de un techo para dormir, una regadera para bañarse y comidas durante el día. Esta labor constituye una de las obras de misericordia más nobles: dar posada al peregrino.
Cada persona que está en la casa del medio camino, tiene una historia atrás. Algunos se quedan solos al dejar de existir sus seres queridos. Otros, que sufren más que estos últimos, fueron rechazados o abandonados por sus familiares, ya sea porque los vieron enfermos, o porque simplemente no los quieren. Saber esto les ocasiona una terrible depresión ese nombre moderno que se le da a la tristeza.
Mis felicitaciones por su empuje a la nueva directiva de Caritas de Saltillo: La señora Maria José Garza de Cárdenas y Gerardo Ramos. Estoy seguro que harán un excelente trabajo gracias a su sensibilidad social y su actividad de torbellino, con las que impulsaran a la institución y al albergue “La casa del medio camino.”
Cualquier persona que esté interesada en apoyar la casa puede dar algo de su tiempo, que es lo más valioso que alguien puede dar, visitando a quienes ahí viven. También se pueden llevar donativos en dinero, o en despensa, artículos de limpieza, medicinas, zapatos o ropa a las instalaciones de “Casa del medio camino”, en Matamoros #170, Zona centro. Teléfono 4-10-60-75 con Candelaria Aranda. Si quieres ver las fotos de la “Casa del medio camino” están en esta página www.chuybeto.blogspot.com

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